Hoy esta lloviendo como era de imaginar, tenía clases de las más aburridas matemáticas para variar, en realidad me encantan las matemáticas solo que esta era computacional, teníamos que realizar aplicativos que ayuden a desarrollar los problemas propuestos por el docente a cargo. Lo único que me alegraba el día era volver a conversar con aquella dama que era misteriosa hasta el momento. No sabía como llamar su atención, en ese entonces colocar los llamados estados del messenger estaban de moda, se veía desde caras tristes hasta corazones rotos, desde iconos de chopp llenos con lúpulo fermentado, y uno que otra palmera con rostros felices tomando el sol...
Tenía una idea para poder platicar, no era la gran cosa; pero debía intentar. Ella ya había ocupado, un espacio dentro de mi; debía de conocerla me dije a mi; entonces comencé el relato, intentaba ser original. En el estado decía: Se pintan todo tipo de sueños desde los más simples a complejos, los más tristes o felices, en acuarela o al oleo...
Después de todo, quién pinta sueños hoy en día; yo creo que nadie!
De pronto tuve hambre, me levante directo a la cocina haber si alguna fruta estaba dispuesta a satisfacer mi apetito voraz; al volver alguien me había dejado un mensaje.
Ella: De verdad pintas sueños
Yo: Si, claro
Ella: Y tú crees que podrás pintar los míos
Yo: Tú sólo dime y verás...
Tal como lo había planeado, aquella señorita me dirigió la palabra. Me dijo que era de una ciudad a veinte minutos de la mía, tenía pareja no contaba con ello; la pena me embargo no creía que eso sucedería. Bueno a olvidarme de ella sería lo correcto.
Sin embargo no fue así, letra por letra, tras la pantalla; iba conociéndola, informándome sobre su vida, mientras mas escribía más interesado me sentía.
Entonces se me ocurrió.
Yo: Te puedo decir, naña?
Ella: Ok, ñaño.