Por mi lado el día de los enamorados la había pasado en soledad, poco tiempo después me enteré que Camila la paso igual. Me dije que estúpido por qué no la busqué, se me hizo un nudo en la garganta; hubiera sido maravilloso estar a su lado ese día donde todos demuestran un gran aprecio por las demás personas, especialmente a las más queridas.
Ya era casi 3 meses, hasta que un día recibí una proposición de mi primo Larry, oye Estephano me dijo anda vamos a visitar a Camila; y yo sin pensarlo dos veces acepté aquella proposición, ya estaba confirmado la hora y el día del viaje. Sólo faltaba llevar compañía para no sentirme el violinista más mequetrefe, llego el día del paseo; estaba muy entusiasmado y listo para ir a ver a mi amada.
Pero recordé que ella no me dirigía la palabra, me invadió una tristeza enorme en el corazón; pero no importaba tenía que acompañar a Larry, fuimos a casa de mi prima para llevarla y mientras mi primo se quedaba a conversar con Camila, yo poder conocer su ciudad.
Luego de 20 minutos de andar en motocicleta, arribamos en su grandiosa ciudad, era pequeña pero muy hermosa con personas atentas y una que otra risueña. Después de todo pueblo chico infierno grande, él llamo al mobile de Camila para avisarle que estábamos en la plaza central esperándola, mientras ella respondió estoy yendo.
Fue tan rápido que sólo vi que se acercaba desde una esquina y en mi rostro se dibujo la mejor sonrisa que pude haber tenido en toda mi vida, definitivamente aún la amaba. Comprendí la seña que hizo mi primo con la mano que indicaba el alejamiento para que él pueda platicar tranquilamente con ella. Esta de más decirlo si podía comprenderlo. Y así fue, me subí a la motocicleta junto con Regina, sin un rumbo ni destino, no demoramos ni 10 minutos puesto que la ciudad no era muy grande, no fue por sacar le de casillas a mi primo pero ya me había aburrido. Volvimos a la plaza para ver que podíamos hacer y pues la cara de incomodidad se hizo notar.
Nos encontrábamos frente a una casa donde una señora de edad nos miraba muy atentamente, pues comíamos un fruto muy conocido de la localidad, recuerdo que entro a su vivienda, y salió con un vaso lleno de un líquido entre amarillo rojizo, pero lo más sorprendente fue que se acerco a regalárnoslo.
Me quede anonadado no supe que decir más que gracias señora, ella acento con una sonrisa diciendo de nada joven y se retiró...
Anterior Continuación
Anterior Continuación