Que hermoso obsequio me entrego, era una osita con una tarjeta muy hermosa, fueron sus detalles lo que me enamoró de ella. Tenía su carácter como debería tenerlo, era muy amable mucho más que eso. Hoy la extraño cada instante de mi vida.
Me encontraba una tarde conversando con ella, cuando de pronto sonó el timbre; una visita inesperada, era mi primo había ido a preguntarme algo que jamás me hubiese imaginado. Me dijo:
Él: Quién fue la chica de ayer.
Yo: Una amiga.
Él: Esta muy bonita, me la presentas.
Yo: No viejo, no puedo hacerlo...
Entonces volví a lo mío mientras él usaba otro ordenador. Estaba tan entretenido en lo que ella me decía, que no me percaté que mi primo se encontraba detrás, con un papel y lapicero se copio la dirección electrónica de mi amada.
Todo fue tan rápido que el comenzó a enamorarse de ella. Poco después también platicaban, estaba incomodo no sabía que hacer ni decir.
Aún así seguía enamorado de ella, conversábamos más. Cómo olvidar la primera vez que llegue a su casa, no fue lo que esperaba. Porque sentía ganas de abrazarla y besarla, pero recordaba que ella tenía su compromiso.
Ahora ya era seguido las veces que visitaba su ciudad, no me difícil llegar. Lo hacía con la intención de poder verla y platicar.
Al pasar el tiempo, tal como lo temí, Larry mi primo me preguntó, y a ti te gusta ella. Y por temor a la reacción que tendría porque a el también le gustaba, respondí que no...
Fue como si un silencio total ocupara todo el espacio a varios metros a la redonda de donde estábamos, entonces me dije. Metí la pata!
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