Como dije debí haber sido más sincero con Larry, después de todo esto iba a terminar muy mal...
Un día vi a Camila muy apurada salir de la Universidad, de un salto pude llegar a ella y preguntar que sucede; entonces me respondió, seré candidata para Señorita de mi Ciudad. Que sorpresa me dio no podía imaginar, la chica de la que me encontraba enamorado iba a lucir su belleza frente a una multitud de personas que estarían viendo el evento, tendría que estar en primera fila.
El gran día de la elección llego, tenía unos amigos inseparables con los cuales siempre me juntaba. Tomamos cada uno su motocicleta y con las mismas emprendimos el largo viaje hacía la ciudad de mi amada, eran las 7.35 p.m. y la audiencia se elevaba en gritos, recuerdo que fue la única vez de todos los eventos en el cual los estrados estaban llenos y tenía que ser así después de todo mi ángel participaba en él. Nos desanimamos, pero dentro de mi corazón una herida muy grande se genero, discúlpame Camila me lo dije mentalmente.
Sólo pude ver las fotos de su sesión de maquillaje, estaba muy hermosa las extensiones, sus ojos, sus labios, vaya que querubín.
Recuerdo que no ganó el certamen, que hubo un complot de eso estoy seguro, pues mi niña lo tenía todo no es por presumir pero inteligencia y belleza las tenía al mil. Después de eso una semana aproximadamente la invite a salir, entonces me dijo a donde iremos yo le dije a la piscina. La fui a recoger, salimos y estuvo genial, vi su cuerpo exuberante con las curvas inimaginables.
Termino la tarde ella tenía que volver, que puedo hacer quería que fuese interminable, pero así son las cosas comienzan y terminan, a esperar por otro día más. Luego de eso recibí su llamada después de semanas, lo capte yo también le gustaba, no había que ser un genio para notarlo.
A pesar de ello aún tenía dudas de si era o no lo que pensaba. Entonces la invite a salir nuevamente, me dijo a las 7.45 p.m. vienes por mi, esta bien ahí estaré. Ella se encontraba con su enamorado, pero no había nada de malo después de todo, ya ella estaba por separarse de él; era como un consuelo para mi.
Salimos de aquí para allá, fue maravilloso, mientras ella con su blusa morada, pantalón negro y tacos número 7, estaba detrás mio en la misma motocicleta que manejaba. No había más remedio me tenía embrujado, la única solución pedirle el beso que rompería el hechizo, entre risa y risa, cosquillas y cosquillas, susurros al oído de que me gustaba, sucedió lo inevitable, la besé...