Aún recuerdo aquellos momentos en que solía jugar con mis amigos del barrio, desde el primer cantar del gallo de la vecina hasta el ultimo ulular de aquel búho que anunciaba la llegada de un nuevo ser.
Vaya que días aquellos que de verdad hicieron de mi niñez todo una épica historia que me encantaría poder narrar a mis nietos, cuando todo lo que hoy conozco deje de existir y no sea más que una leyenda para ellos.
Correr para no dejarse topar por los demás, moverse para evitar ser alcanzado por el balón, patearlo horas seguidas a la pichanguita junto a mis amigos que genial de verdad fueron los mejores que recuerdo.
Hoy la vida cambio mucho desde ese entonces; cuando sólo tenía 7 años, en el año 1997 todavía existía las relaciones sociales, en este nuevo mundo moderno cambio a ser parte nada más y nada menos que redes sociales.
Pero que entendemos por ¿redes? Una red no es más que un enmarañado cruzado de un lugar a otro con el único objetivo de enlazar puntos distantes y hacer que exista comunicación entre ellos. Entonces si ahora la sumamos al simple hecho de ser una red social estaríamos tratando sobre una comunicación de personas a distancia con el objetivo de acortar aquel tramo quizá largo o corto entre personas.
La tecnología es un mal necesario según el uso que le prestemos, cabe recalcar que a medida que avanzan los años nuevas y modernas ideas van apareciendo en cada país. Esto me vuelve en el tiempo y ya no se ve como antes niños pequeños compartir en las calles juegos, y me refiero a juegos físicos como el famoso kiwi, tu la llevas, pichanguita, la escondida, el teléfono malogrado, a la rueda rueda, ahí viene el lobo; creo que esos tiempos ya sólo son historia barata de algo que sin duda entro a los hogares y ocupo tal espacio en la infancia de estas criaturas que se adentran a un mundo virtual, donde besos y abrazos son reemplazados por simples imágenes denominadas emoticones, o sino publicaciones de personas que ni siquiera y quizás tal vez nunca llegues a conocer, compartiendo tu círculo de amistad.
No tengo miedo al cambio, sólo me asusta que las personas hagan un mal cambio; me agradaría mucho que este mundo sea mejor pero veo que simplemente esta empeorando, el corazón se llena de materialismo; comprendo y me duele aceptar que de repente este mundo gira alrededor de lo material.
Solo sé, que vi y viví la experiencia traumatizante de ser obviado por una persona que se encuentra lejos de otra, me refiero a los smartphone, aparatos inteligentes que antes solían ser teléfonos que recibían y realizabas llamadas, ahora comprende una amplia gama. Tal es el pensamiento humano que va queriendo unificar el mundo virtual a lo real, ya no esta dispuesto a quedarse aquí...
Es espectacular cómo es que la actitud de las personas pueda variar por un objeto que se encuentra superiorizado en tecnología. Creo que jamás podré entender el pensamiento cerrado de ellos, pero lo que si me queda claro es que no pienso caer en ese juego!