Considerado uno de los placeres gastronómicos más grandes del ser humano, el comer chocolate es una experiencia en la que niños, jóvenes y adultos caen rendidos ante su irresistible aroma, sabor y diferentes texturas.
Aunque su origen milenario tiene muchas incógnitas, una de las leyendas que más ha cautivado al mundo ha sido la de la cultura azteca en la mitología prehispánica.
La leyenda cuenta que el dios azteca Quetzalcóatl le regaló el árbol de cacao a los hombres como recompensa por el amor y fidelidad de su esposa quien sacrificó su vida cuidando el lugar donde estaba escondido el tesoro de la ciudad que le habían entregado a su esposo. La sangre de la princesa fertilizó la tierra y allí nació árbol del cacao. Su fruto era amargo, como el sufrimiento que había padecido la princesa, fuerte, como había sido ella ante la adversidad, y oscuro, como la sangre derramada.
Los Mayas lo llamaban “alimento de los dioses”, para ambas culturas era símbolo de abundancia utilizado en toda clase de rituales y se cree que ellos fueron los primeros en tomarlo.
Es así como trascendió a través de los años, se extendió por toda la tierra y el gran deleite físico que produce ha sido motivo de muchos estudios, igualmente su éxito se ve reflejado en las numerosas tiendas especializadas en la venta exclusiva de este producto.
El consumir chocolate va relacionado directamente con la sensación de placer, es considerado el afrodisíaco numero uno de la humanidad y ha llegado a ser comparado con el acto sexual. Al comerlo, las personas liberan endorfinas que, bien podría decirse, producen alegría, felicidad y amor.
Especialistas aseguran que cuando se prueba, se da una conexión con el sentimiento de angustia, tristeza o irritabilidad, ya que produce una sustancia en el cerebro llamada triptofán vinculada a la serotonina, llamada también, hormona del placer y hormona del humor.
Las mujeres que lo consumen de forma regular tienen una mejor vida sexual, ya que su deseo es más alto, en tanto que para los hombres su efecto es diferente.
Sus beneficios para la salud van mas allá de la parte emocional, también actúa como protector cardiovascular, favorece la circulación, reduce la presión arterial, y baja la resistencia a la insulina entre otros.
En las diferentes culturas es sinónimo de amor y amistad, establece vínculos entre las personas y es una forma de expresar sin palabras los buenos sentimientos. Recibir un chocolate despierta el placer de lo sentidos; percibir su aroma, abrirlo y tocarlo hace que se desee aun más, y cuando se derrite en la boca la sensación es exquisitamente placentera.
No hay nada más apetecible y sabroso como un buen chocolate, es el ingrediente perfecto para un momento romántico, un poco de soledad, pedir disculpas, calmar una pena o simplemente disfrutar de la vida misma.
Este eterno romance entre los mortales y “la droga del amor”, seguirá siendo testigo en la historia de la humanidad.